Each piece by Ruiz engages the viewer, transporting them to an almost ethereal dimension, inviting us to pause, to observe, and more importantly, to listen to ourselves.
PERSONAL BOTANY
A Tribute to Botanical Intimacy
The exhibition "Personal Botany," like much of Pedro Ruiz's work, aims to present the plant kingdom not only as a visual spectacle but also as an introspective tool that questions our social and cultural identity and its complexities.
This body of work navigates the space between the personal and the collective, weaving a narrative where love, in its most noble and elevated form, becomes a revolutionary act, a statement of personal affirmation that challenges external narratives.
The works in this exhibition redefine the act of contemplation, extending its boundaries to forms of visceral interaction with the environment. The canvas thus expands, moving beyond a mere celebration of rich and diverse flora. Here, the flower appears as a symbol of reverence and transformation.
Another element used in several works is the "hammock," an object that encourages relaxation and deep reflection. However, behind this proposal lies "a celebration of laziness, the use of leisure as a tool for reconstruction, advocating stillness and contemplation as a way to temper our obsession with speed.
Each piece by Ruiz engages the viewer, transporting them to an almost ethereal dimension, inviting us to pause, to observe, and more importantly, to listen to ourselves.
Every color and texture offer a chance to uncover secrets of this territory that can reveal and remind us of who we are, where we come from, and where we are going.
The exhibition is a tribute to life and the color that surrounds us, a sensory experience that celebrates our territory.
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BOTÁNICA PERSONAL
Una reverencia ante la intimidad vegetal
La exposición "Botánica Personal" al igual que gran parte de la obra de Pedro Ruiz, quiere presentar el reino vegetal, no solo como un espectáculo visual, sino como un instrumento introspectivo que cuestiona nuestra identidad social y cultural y muchas de sus complejidades.
Este trabajo transita entre lo personal y lo colectivo, tejiendo un discurso donde el amor, en su significado más noble y elevado se convierte en un acto revolucionario, en un acto de afirmación personal que desafía narrativas externas.
El conjunto de la muestra redefine el acto de contemplación ampliando sus límites hacia formas de interacción visceral con el entorno. El lienzo se amplía así, dejando de ser una simple celebración de una flora rica y diversa. La flor aquí aparece entonces como símbolo de reverencia y transformación.
Otro elemento utilizado en varias de las obras es la "hamaca", un elemento que aparentemente invita al reposo y a la reflexión. Sin embargo, detrás de esta propuesta hay un "elogio a la pereza" al ocio como arma de reconstrucción, que reivindica la quietud y contemplación como forma de apaciguar nuestra obsesión por la velocidad.
Cada obra de Ruiz dialoga con el espectador transportándolo a una dimensión casi etérea, nos invita a detenernos, a observar y más importante, aún a escucharnos.
Cada tono y textura es una propuesta para descubrir secretos de esta tierra que pueden revelar y recordar lo que somos, de donde venimos y a donde vamos.
La exposición es un homenaje a la vida y al color que nos rodea, una experiencia sensorial que celebra nuestro territorio.